miércoles, 28 de septiembre de 2011

Año 75 NE. Comunicaciones cuánticas

Imagen tomada del blog Ciencia Kanija


Es un gran descubrimiento esto de la transferencia cuántica. A esta distancia de la Tierra cualquier comunicación infralumínica constituye una espera insoportable. Incluso las que viajan a la velocidad de la luz requieren casi dos horas y eso que estamos en un periodo de distancia mínima entre ambos planetas.
Evidentemente, el uso de esta nueva tecnología requiere un gasto energético es considerable, por lo que solo podemos utilizarla para comunicaciones de nivel 4 o 5. En las clases de Historia Espacial nos explicaron concienzudamente que el problema de las comunicaciones a distancias medidas en unidades astronómicas no comenzó a preocupar a la Humanidad hasta que comenzó a explorar más allá del cinturón de asteriores situado entre Marte y Júpiter. Hasta ese momento sólo se habían lanzado sondas no tripuladas y no tenían sentido las "emisiones urgentes".


Pero establecer colonias científicas en determinados asteriodes y satélites obligó a reforzar las investigaciones en materia de comunicaciones superlumínicas. Einstein respiraría aliviado si pudiera comprobar que las contradiciones entre la Relatividad y la Mecánica Cuántica por fin comienzan a solventarse y a tener sus aplicaciones a escala superior al átomo.
Me considero un privilegiado al poder hablar con mi familia en tiempo real mientras que el destacamento de la luna tiene que soportar el pequeño desfase temporal en sus comunicaciones.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Año 75 NE.Titán. Empezando a explorar



Imagen recogida del blog de Emilio Silvera


Mi abuelo estaría orgulloso de mí. He decidido continuar su extraño Diario ahora que el panorama de mi vida se aclara y ya tengo un puesto fijo en la Estación Experimetal Huygens de Titán. Estudiar el Sistema Solar al abrigo de la sombra de Saturno estresa un poco. Esa enorme bola encorsetada entre anillos de hielo pareciera que va a engullirnos a todos de un momento a otro, pero desde luego es una posición inigualable para estudiar los confines de nuestro sistema. Cuando me gradué el pasado año en Ingeniería Espacial me quité un peso de encima. Sentir la presión constante del apellido de mi abuelo no es fácil, sobretodo cuando asistes a las clases de Historia Espacial e irremediablemente todos se vuelven hacia tí esperando que les cuentes alguna historia olvidada del Embajador de los Eternos. A veces pienso que mi abuelo dejó de escribir para no dar pistas futuras de sus conversaciones con ellos. Afirmaba que todo conocimiento extra que nos dieron para salir de nuestra vorágine autodestructiva era un atentado contra su estricta consigna de no intervención. Somos una excepción del Universo, otras civilizaciones han sido observadas y dejado languidecer sin compasión, aunque quizás esos detalles son incomprensibles para nuestra mente en ciernes. Sin embargo, nosotros fuimos intervenidos y nunca nos revelaron porqué.

La neblina del pasado es cada vez mas espesa y aseguraron que poco a poco las sucesivas generaciones olvidarían la llegada de los Eternos con el pasar de los siglos, que todo quedaría como una leyenda de tantas. Es extraño pensar que en la era de la información este acontecimiento pueda diluirse en el devenir del tiempo, pero el abuelo aseguraba que ellos habian hecho sus cálculos y que había ramas del conocimiento que aún nosotros no hemos llegado siquiera a imaginar...

A veces pienso en él. Me gustaría que me viera en mi trabajo, explorando el interior y el exterior de nuestro sistema solar, dando nuestros primeros pasos titubeantes hacia la Clasificación de Viabilidad Planetaria...

He de recoger los equipos. Se acerca una tormente de metano...