Los expertos auguran un desplome de la economía en el próximo lustro. Recuerda mucho a la crisis de principios de milenio, sólo que aquella estaba motivada por otros factores. Ahora el problema es evidente: el petróleo se agota. Los países árabes restringuen la escasa producción para ver aumentar sus ingresos en un futuro poco prometedor, todo el mundo quiere guardarse su reserva para hacer caja más adelante. De nada sirvió que la maquinaria económica de la Eurozona consiguiera ir introduciendo los coches híbridos en el mercado mediante subvenciones y descuentos. Los países emergentes no estaban dispuestos a perder el tren del progreso y llevan una década consumiendo energía a un ritmo vertiginoso: La población total de India y China representan una tercera parte de la población mundial, y han puesto en marcha una maquinaria industrial cuya inercia amenaza con devorar la economía mundial. El petróleo se acaba, y los nuevos países no están dispuestos a dejar de lamer el tarro de la miel que les ha hecho levantarse de sus cenizas.
¿Quien les dice ahora que frenen su marcha, ahora que están despegando, cuando nosotros llevamos siglos malgastando el planeta?