Dentro de un par de meses el asteroide Apophis pasará relativamente "cerca" de la Tierra. Será un espectáculo único y hasta hace relativamente poco no se sabía con exactitud si su órbita se desviaría definitivamente hasta chocar con nuestro planeta. La certeza casi matemática de que esto no sucederá salvo suceso imprevisible mitigó hace un par de años la oleada de fanáticos agoreros del fin de los tiempos.
Pero siempre se encuentra nuevo material para seguir las sendas apocalípticas; este acercamiento provocará un cambio en la órbita del asteroide, de forma que podría aplazarse su encuentro con nosotros hasta un futuro muy cercano. En el año 2036 Apophis volverá. Y esta vez puede que para siempre. Cientos de sectas en todo el mundo han relacionado este acercamiento de 2029 como un aviso de Dios para la próxima llegada, como un ultimátum a la humanidad ante su actitud egoista y suicida.
Yo no creo en el dedo de dios. Pero sí en el universo y en la física. Y sé que si no nos ponemos a estudiar la forma de eliminar esta amenaza, miles de velas clamando a los cielos no lo van a desviar. Y si existiera dios, no nos salvaría simplemente por llamarlo e implorarle. Él nos habría dado la inteligencia para utilizarla al igual que un padre no le resuelve los puzzles a sus hijos continuamente. Ha de dejarlos experimentar, evolucionar, abrir los misterios que le rodean y diseccionarlos, estudiarlos y resolverlos.Si yo fuera dios estaría muy enfadado con aquellos que no quieren ayudarse a sí mismos y sólo buscan ayuda gratuita.
El año que viene se conocerán datos fiables de la nueva ruta del Apophis. Y quizás entonces olvidemos las luchas internas para centrarnos en un objetivo común.